viernes, 16 de octubre de 2009


Amazonia: Ancestro Peruano


La Familia Morey y Otros Entronques Históricos
23 de febrero de 1995
Caretas, edición n° 1351


El arquitecto Raúl Morey Menacho guarda una tinaja de antecedentes.



El Ejército Peruano en Iquitos hace 70 años. Nuestra presencia militar organizada data por lo menos de los tiempos en que Ramón Castilla envió cuatro barcos y creó el Departamento de Loreto.

Con motivo del conflicto fronterizo ha vuelto a revivir como una pesadilla, en la prensa internacional y en otros sectores en el extranjero, la versión de que en 1941 el Perú anexó del Ecuador "la mitad de su territorio". Quizás más efectivo que inventariar nuevamente reales cédulas y denunciar protocolos apócrifos sea relatar la historia de una familia amazónica peruana.

Lo extraordinario es que esta vez, mas allá de ese extravagante mapa en el que Iquitos resulta siendo -o habiendo sido- ecuatoriano, el propio embajador Alexander Watson, Subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos de los EE.UU., y representante por lo tanto de uno de los garantes, cometió el desliz de declarar a la prensa en Washington el 10 de febrero que Ecuador "perdió mucho territorio en 1941".

CARETAS ha escogido a los Morey, que son muchos y están entroncados con otros apellidos de la zona, por lo que este reportaje dista mucho de ser enciclopédico. Sin embargo, las fotografías antiguas procedentes de la Biblioteca Amazónica que ha creado el padre agustino Joaquín García, y la documentación que posee Roger Rumrill ayudan a destacar lo evidente: En Loreto ha flameado la bandera peruana desde los inicios de la república, y en las luchas de frontera y la larga guerra no declarada del caucho el adversario principal no fue la esporádica avanzada militar ecuatoriana -aunque ésta precipitara enfrentamientos en el Napo- sino la presión del bandeirante del Brasil, y de los caucheros y militares bolivianos y colombianos.

El arquitecto Raúl Morey Menacho, que ha dedicado su vida pública a promover con verbo y pasión los intereses de su tierra, guía un reportaje en que se demuestran no sólo la peruanidad de nuestro Oriente amazónico, sino la reiteración de ciertas taras nacionales, con descuidos de una Lima distante y debilidades diplomáticas.



Ya había terminado la época de oro del caucho pero los sombreros de copa seguían siendo de rigor en ciertas ocasiones en Iquitos.

Para intentar reconquistar las colonias y tras naufragar en el Cabo de Hornos, llegó en 1821 a Ambato, ciudad entonces muy "goda" de la Prefectura de Quito, dependencia del Virreinato del Perú, el marino José Ignacio Morey Cap de Bou, procedente de las Islas Canarias. Allí contrajo matrimonio con Alegría Arias Bahamonde y poco después se mudó a Moyobamba, población de las Misiones de Maynas que a su vez pertenecía al departamento de Trujillo, donde la pareja radicó y tuvo 7 hijos.

Culminaba el proceso de la independencia y en 1823 el gobernador de Maynas, Francisco de Requena, firmó las bases de la Constitución del Perú. Después, en un procedimiento que destaca el embajador e historiador Juan Miguel Bákula, esa Constitución fue jurada reiteradamente y por separado en Jeberos, que era la capital de Maynas, y "en todos los otros puntos principales (de la región), por cuya razón piden diez ejemplares de la Carta política, destinados, además (de Moyobamba), a la ciudad de Lamas, al pueblo de Tarapoto, al distrito de Saposoa, y dos para la misión Alta y Baja de Maynas. Dentro de la misión Baja se encontraban San Joaquín de omaguas, San Javier de urarinas, San Ignacio de pebas, Nuestra Señora de Loreto de ticunas y Santa Bárbara de iquitos."

Los apelativos que siguen a los nombres propios (omaguas, ticunas, iquitos, etc.) corresponden a comunidades nativas. Demás está decir que desde entonces esa región y familias como la Morey se identificaron con estas tierras, sus necesidades y peruanidad.

A esos antecedentes de presencia y voluntad se suman, por cierto, otros. La otrora reducción de Iquitos fue inspeccionada en 1825 por el capitán de Infantería Carlos del Castillo siguiendo un encargo del gobernador de Maynas, y en su informe alude a "estos infelices pueblos que como el Perú han derramado multitud de lágrimas bajo el yugo del gobierno despótico español". Su trabajo se vincula a la formación del estado peruano en esa zona.

Poco después, en octubre de 1828, el teniente gobernador de Iquitos, que a la sazón contaba con unos 80 habitantes, juramentó la Constitución peruana promulgada siendo presidente el Mariscal José de la Mar.
Ese mismo año visitó Iquitos H.L. Lowe, teniente de la armada británica, quien registró la presencia allí como residentes de "mestizos de Moyobamba". Más adelante, en 1835, pasaron otros viajeros ingleses, los marinos Smyth y Lowe, quienes entre otras cosas indicaron que la esposa del gobernador les convidó un `chupe' con huevos. Y un francés llamado Laurente de Saint-Cricq, quien según Bakula permaneció en el Perú de 1846 a 1855, opinó que a esas alturas los nativos que vivían en Iquitos "llevan en sus venas sangre de cuatro tribus diferentes".

Pero fue en 1853, bajo el gobierno de José Rufino Echenique, que se estableció finalmente la Prefectura de Amazonas, y en 1861, con Ramón Castilla, se creó el Departamento Marítimo-Militar de Loreto. Otros mandatarios como Mariano Ignacio Prado y José Balta refrendaron el rango de la ciudad, hasta que en 1897 Nicolás de Piérola declaró a Iquitos capital del Departamento de Loreto.

Finalmente, Bákula señala que entre 1888 y 1892 Ecuador tuvo un vice-cónsul en Iquitos llamado Benigno Orellana. Cómo explicar su presencia en un territorio que reclamaba desde entonces como propio?

DETRAS DE CADA ARBOL
En Loreto se dice que "detrás de cada árbol hay un Morey fabricando otro Morey", y es seguramente la segunda generación de la estirpe la que establece esa reputación.

El hijo mayor, Luis Felipe, procrea 12 vástagos, y Adolfo 18. Uno fue cauchero, agricultor con diversos intereses, comerciante y potentado, y Adolfo "lanchero" (en realidad una suerte de Onassis de la Amazonia) y empresario. Ambos forjaron fortunas, se trasladaron a Iquitos ya mayores y con familias completas hacia 1890 donde construyeron dos casonas que son hoy monumentos nacionales. El Muelle Morey de la capital de Loreto, que en realidad es una pequeña plaza, queda frente a lo que fue la mansión de Adolfo. Ambos, a su vez, se identificaron con las gestas cívicas y las luchas de frontera que eran parte esencial de la consolidación de la presencia nacional en la Amazonia.

Ya antes Luis Felipe había traído de Cuba el tabaco que crece en Tarapoto, el café caracolillo de Colombia y la primera caña de azúcar con la que su yerno Enrique Vigil Chopitea, trujillano casado con Isidora, estableció una plantación con ingenio en La Victoria, sobre el Amazonas, cerca de Leticia.
En Tarapoto hay dos calles seguidas con el apellido Morey que llevan los nombres de las hermanas solteronas de esa generación en homenaje a sus servicios filantrópicos.

Cabe destacar que en el proceso de colonizar la Amazonia peruana, uno de los hombres más esforzados fue un tal don Carlos Saavedra. Entre Tarapoto y Moyobamba procreó 69 hijos con un número nada despreciable de cónyuges. En realidad, para las mujeres de la zona era un honor tener "un Saavedra", dicen. Hubo tantos que se acabaron los nombres, así que empezaron a repetirse, de tal forma que había un Carlos II, un Juan IV, etc.

Pero la familia amazónica peruana más numerosa y con "shereteros" (o enamorados) capaces de competir con los Morey es la Del Aguila, quienes también agotaron el expediente de encontrar nombre en el Almanaque Bristol de la época y recurrieron a la numeración del santoral.

WINCHESTER Y BACARAT
El arquitecto Raúl Morey Menacho, 71, otrora dirigente populista, ex presidente de la Región Loreto y permanente defensor de los intereses de la Amazonia, guarda en su departamento de Miraflores recuerdos familiares entre los que se destacan un rifle Winchester, un juego de copas de Bacarat, un tinajón shipibo, espejos capaces de competir con los del viejo hotel Maury y otras cosas más.

-Mi abuelo Luis Felipe y todos sus hermanos se entroncaron con familias que ya entonces eran peruanas y loretanas, como los Del Aguila, lo que era casi inevitable porque eran tantos, los Peña, Reátegui, Delgado. A todos les tocó vivir parte de lo que fue la guerra no declarada del caucho contra lo que Raúl Morey califica aun con belicosidad ancestral como la "expansión bandeirante". El eco familiar de esas luchas no llegó hacia el Ecuador porque su presencia en la zona se limitaba a esporádicas avanzadas militares. Ese conflicto duró desde 1840 a 1914. Los fusiles Winchester se utilizaban para intentar detener la infiltración y para que los caucheros defendieran sus territorios. Habían verdaderos ejércitos civiles.

El alto valor de la goma cuando cada libra (453 gms.) valía una libra esterlina de oro empujó a la codicia en todas las vecindades. Loreto exportaba 3.8 millones de libras de caucho al año, siendo las firmas más fuertes Julio C. Arana, Luis Felipe Morey y Cecilio Hernández, habiendo también numerosos caucheros menores. Morey exportaba unas 800,000 libras al año.

Se pretendía, sin embargo, parar una marejada superior y una voluntad nacional que en sus extremos la expresaría el Barón de Rio Branco, quien llegó a decir que el Brasil sólo sería una potencia mundial si llegaba al océano Pacífico, aspiración que el general Cándido Rondón limitaría a las estribaciones de la Cordillera de los Andes.

El hecho es que en 1851 el gobierno de Echenique firmó un Convenio Fluvial con el gobierno del entonces Imperio del Brasil, urgentemente requerido por el incremento del comercio en nuestra Amazonia y para detener la marcha lusitana hacia el Oeste. Se aplicó, sin embargo, el principio del `uti possidetis de facto' en la resolución del diferendo y en la práctica el Perú cedió 56,607 km2 en la margen norte del río Amazonas que figuraban hasta entonces en los mapas nacionales.

Más de 10 años después, en 1864, durante el gobierno de Ramón Castilla, llegaría la primera flotilla de la Marina de Guerra compuesta por los vapores `Morona', `Pastaza', `Napo' y `Putumayo', bautizados en honor a los ríos de la región, y se comenzaría la construcción de un apostadero fluvial y de otros establecimientos navales en lo que hoy es la ciudad de Iquitos.

Aun así, luego de una sucesión de situaciones tensas, de acuerdos provisionales de `modus vivendi', tratados de `statu quo' y laudos en relaciones accidentadas con Brasil, Bolivia y Colombia, el Perú en 1990 terminaría cediendo 169,977 kms2 al Brasil a través del Tratado Velarde-Rio Branco y 91,736 kms2 a Bolivia a través del Tratado Polo-Bustamante. Finalmente, en 1928, cedería otros 113,912 kms2 a Colombia entre los ríos Caquetá y Putumayo a través de la ratificación del Tratado Salomón-Lozano, documento firmado en 1922 por el gobierno de Augusto B. Leguía y mantenido en secreto durante un lustro hasta contar con un Congreso que dicho régimen consideró totalmente manejable.

Guardando distancias, esas tratativas internacionales secretas y la alusión a Congresos maleables suenan familiares el día de hoy...

TERRITORIO Y FAMILIA
Para Raúl Morey Menacho estas pérdidas territoriales amazónicas fueron también cuestiones familiares, y de niño le tocó vivir la aventura de la toma de Leticia. Los peruanos loretanos se sentían traicionados por lo que percibían como una debilidad diplomática manifiesta, y por el olvido y los acomodos de una Lima lejana.
Ya en 1895 el abuelo Luis Felipe Morey Arias 'Papa Lucho' formó parte del grupo que, encabezado por el Prefecto de Loreto, el coronel EP Ricardo Seminario y Aramburú, piurano, y el jefe militar de la plaza, el mayor EP Mariano José Madueño, arequipeño, proclamó el Estado Federal de Loreto con apoyo popular.

Al ser nombrado, Seminario y Aramburú había demorado más de dos meses por barco en llegar a Iquitos vía el estrecho de Magallanes y percibió la lógica de una administración más descentralizada y autónoma dada su lejanía de Lima y el flujo del comercio directo de Loreto hacia Europa y Estados Unidos. Además, el auge del caucho proporcionaba al fisco nacional a través de la aduana de Loreto un 30% de sus ingresos totales, lo que se iba a la capital. Los loretanos querían quedarse con una parte de esos ingresos. Morey asumió el cargo de Secretario de Hacienda y Comercio del nuevo estado federativo.

Se adelantaban a la promesa de Nicolás de Piérola que poco antes había prometido adoptar para el Perú el sistema federal, pero al enterarse éste de la proclama loretana envió al mando del ministro de Guerra Ibarra la nave de guerra `Constitución' con una expedición para reprimir lo que creyó era una rebelión separatista.
El agua, sin embargo, no llegó al Amazonas porque las cosas se aclararon y la lealtad nacional se confirmó antes de su arribo a Iquitos. Ibarra fue calurosamente recibido, pero en uno de los ágapes un mayor algo ebrio habló de "separatismo". El teniente alcalde de la ciudad le propinó una bofetada y Luis Felipe Morey lo retó a duelo. Hubo que sacarlo de Iquitos.

Para apaciguar los ánimos, Piérola prometió construir un ferrocarril de la costa vía Nauta y de allí a Iquitos. Hasta ahora los únicos rieles que se conocen en la zona son los que atraviesan la ciudad gracias a un sistema urbano que operaba a principios de siglo.

LA MONEDA DE CERVANTES
En la famosa rebelión de Cervantes de 1921 la situación fue la opuesta. El `boom' del caucho había terminado y la depresión económica era latente. El gobierno de Leguía había dejado de remitir fondos y el prefecto pagaba con libramientos que negociaba. -La gente se moría de hambre -dice Raúl Morey. Entonces se rebeló el mayor EP Guillermo Cervantes acompañado por el coronel EP Emilio Samuel Torres Videla. El abuelo Morey también apoyó. Cervantes hizo imprimir su propio papel moneda para resolver la falta de circulante, billetes que las casas comerciales aceptaron. -La rebelión fue también contra el gobierno de Leguía, que desguazó Loreto a los vecinos -acota Morey- y se esperaba el apoyo del resto del país.

Esta, por cierto, no se concretó y la represión de Leguía fue cruel. Otro conjurado , Ulises Reátegui Morey, fue apresado en Tarapoto y enviado a la isla Esteves para que el charapa se congelara sobre el Titicaca. Al caer Leguía, fue nombrado ministro de Fomento por Sánchez Cerro, y el abuelo fue senador vitalicio por Loreto.

El arquitecto Morey heredó 42,500 de los soles de Cervantes, pero la búsqueda de alguno de esos curiosos billetes en su departamente resultó infructuosa. Parte de ellos los regaló al Club Loreto. Leguía revivió la promesa del ferrocarril Nauta-Iquitos, pero tampoco la cumplió.

LETICIA Y LA JUNTA PATRIOTICA
La participación de los Morey se volvió a repetir en la toma transitoria de Leticia en 1932. A través del largamente secreto Tratado Salomón-Lozano, Leguía había cedido el `hinterland' loretano entre los rios Putumayo y Caquetá, el trapecio de Leticia a Colombia. En Loreto se creó una Junta Patriótica de civiles dispuestos a retomar Leticia por las armas.

Colombia ofrecía como compensación del trapecio las tierras de Sucumbios, aguas arriba del Putumayo, área que no colindaba con el Perú y por la que Colombia litigaba con Ecuador. (De haber encontrado una solución a esos inconvenientes, al Perú le hubiera ido bien: esa es la zona de Lago Agrio donde están los principales yacimientos petroleros de Ecuador.)

Julio C. Arana, el hombre más rico de la Amazonia peruana de entonces, era propietario de grandes extensiones de tierras en el área cedida por Leguía. Perdió todo, nunca se le compensó y murió pobre en Lima.

Su hijo, Luis Arana Zumaeta, fue miembro de la Junta Patriótica con Pedro del Aguila Hidalgo, Guillermo Ponce de León, Oscar Ordoñez de la Haza, Ignacio Morey Peña y Manuel Morey del Aguila -el padre del arquitecto- que los presidía.

Morey del Aguila era el alcalde de Iquitos cuando llegó la delegación del gobierno de Lima para iniciar la transferencia. Morey les cerró las puertas del municipio, se negó a recibir a la delegación y renunció.
Conspiraron desde antes del derrocamiento de Leguía y tocó en suerte a Ordoñez de la Haza encargarse de la acción armada.

El grupo atacante reunió 44 Winchester y un revólver. Bajaron hasta Caballococha, levantaron a los movilizables y tomaron Leticia.

Raúl Morey recuerda a su padre entrar el 1º de setiembre de 1932 al comedor de la mansión de la calle Próspero mientras almorzaban. Estaba algo pálido y tenía un telegrama en la mano. "Hemos tomado Leticia", dijo.

Los destacamentos del Ejército, la Marina y la Aviación en Iquitos se plegaron a la medida en medio del fervor popular. En Lima se intrigó con Sánchez Cerro asegurándole, dice el arquitecto, que era una asonada aprista para poner en aprietos al gobierno. Ignacio Morey, que era aprista, renunció al partido.
Entonces fue asesinado el `Mocho' y su sucesor, el general Oscar R. Benavides, pidió la mediación de la Liga de las Naciones, que falló en favor de Colombia.

El arquitecto Morey recuerda aún con una carga de resentimiento ancestral que Benavides había sido recibido con arcos triunfales en Iquitos en 1913, después de la batalla de La Pedrada en el Caquetá, y que se le había obsequiado una espada con mango incrustado de piedras preciosas -donativo del abuelo. Fue imposible reclamársela.

TIMBRE NITIDO
Raúl Morey pasó los primeros 15 años de su vida en Iquitos en una época que recuerda como muy feliz. No era ya la época del apogeo del caucho, cuando el abuelo creó la firma L. F. Morey e Hijos, asociando a Manuel e Irene, y la casona se fue llenando de tesoros europeos: lámparas de cristal, dos pianos de cola, un juego interminable de copas de Bacarat.

Algunas quedan y el arquitecto las enseña y hace repicar con el timbre nítido del buen cristal.
-De estas copas tomaron todos los principales caucheros de la Amazonia -sonríe. Esa fue una generación de peruanos tropicales educados en el exterior, que hablaban mucho francés e inglés. Corali Morey se casó con el Juan del Aguila quien con motivo de la Exposición de 1900 de París compró del Ing. Eiffel dos estructuras de exhibición, grandes como casas de metal, que trajo desarmadas de Francia a Iquitos. Una fue levantada en el predio que ahora ocupa el hotel de Turistas. La otra se distingue como una curiosidad en la Plaza de Armas de la ciudad.

-Esas casas contuvieron durante unos años a los bandeirantes -dice Raúl Morey- ya que creyeron que Francia tenía un interés especial en Loreto.

Como personajes legendarios se sumaron en la época a Papa Lucho su segunda esposa, Rosa Augustina Donayre de Morey 'Mama Rosa' y la tia Irene Morey de Menacho 'Mama Irene'.
Entre los tres tenían más de 300 ahijados y entre otras obras promovieron la fundación de la Junta de la Defensa de la Infancia, el Leprosorio de San Pablo y el Hospital Santa Rosa. Clementina Menacho de Morey, la madre de Raúl, dedicó muchos esfuerzos a ese nosocomio.

Según los cálculos del arquitecto, los dominios de `Papa Lucho' señalados en su testamento llegaron a abarcar 1'500,000 hectáreas, 111 propiedades urbanas, dos aserraderos y unas cuantas cosas más.
Parte de las tierras se lo llevaron Brasil, Bolivia, Colombia y la reforma agraria, y el resto ha quedado indiviso y mermado por conflictos dentro de la vasta progenie de la generación anterior. Hoy se calculan en más de 1,000 los descendientes del marino José Ignacio Morey Cap de Bou que llevan el apellido paterno. El propio arquitecto tiene 10 vástagos, habiendo casado con Carmen Rosa Gamarra Otero quien llevó al matrimonio ocho.

En todo caso, para Raúl Morey Menacho, lo que más parece valer son ese Winchester y la cantidad de proyectos que viene planteando para su tierra desde hace años, como un rifle de repetición al que no se le acaban las municiones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario