jueves, 8 de octubre de 2009


Mercedes Sosa/ Homenaje desde Adentro

Alberto Llanos, es un periodista ayacuchano que, luego de tener un paso exitoso por el canal 5 de televisión de los años 70 y principios de los 80s como reportero de calle y documentalista viajero, decidió replegarse a su tierra en vista de la contaminación de la profesión con la llegada del terrorismo y con la maquinaria de comprar conciencias que instauró la mafia de Fujimori y Montesinos.

Ël ,en sus ajetreos como periodista de televisión, conoció en persona a la fallecida Mercedes Sosa y, fundamentalmente, pudo disfrutar y registrar en su memoria la fervorosa performance de la cantora de los oprimidos, de esa auténtica chola argentina que encandiló con música el ánimo de tres generaciones de jóvenes rebeldes y anciosos de libertad y justicia.
El ahora columnista del diario Correo de Ayacucho, nos regala esta crónica de parte que los editores de ese diario no quisieron publicar luego de la muerte de "La negra" Sosa.


LA CANTORA QUE ENCANTABA…
07/10/2009
Alberto Llanos
Extraído de la web Crónicas Ajenas


"¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad".
Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

Eran los años 70’ que el gobierno revolucionario de Juan Velasco Alvarado corría como cambiante y transformador. Al feudalismo y al capital extranjero los hirieron en sus yugulares. Entonces, en esos históricos momentos llegó y cantó La Voz. Se abrazó al llamado proletariado y se abrigaron las esperanzas del campesinado; en tanto, La Voz de Mercedes Sosa se elevaba por encima de todas las injusticias entonando:

*Gracias a la vida que me ha dado tanto. / Me ha dado la marcha de mis pies cansados; / con ellos anduve ciudades y charcos, / playas y desiertos, montañas y llanos, / y la casa tuya, tu calle y tu patio… (Sigue).

En esos septuagésimos años del siglo XX ya pasado, un domingo de verano se cumplía en Lima ‘la horrible’ la anunciada presentación de Mercedes Sosa. Yo, disculpen la primera persona, era un jovenzuelo practicante e inmaduro del canal de las estrellas, 5 tv. Como reportero aprendiz estaba cubriendo la comisión periodística que se efectuaba en la alegórica Concha Acústica del ahora lotizado Campo de Marte.

Parlantes, música latinoamericana, bulla, asientos numerados, barbudos, chicharras, pelucones, infinidad de izquierdistas y olores populares convirtieron a ese depositario del arte en un templo de solidaridad y de participación plena, a tono con las arengas de aquellos tiempos.

La Concha era un hervidero y yo nunca supe por dónde ingresó esa imponente y voluminosa mujer al altar donde su Voz inundó a Lima toda. La cantora, ataviada con un ponchito granate, un bombo de pellejo y con sus dos trenzas negras azabache empezó tamboreando antes que los innecesarios aplausos:

*Sólo le pido a Dios / Que el dolor no me sea indiferente,/ Que la reseca muerte no me encuentre / Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente. / Sólo le pido a Dios / Que lo injusto no me sea indiferente, / Que no me abofeteen la otra mejilla / Después que una garra me arañó esta suerte… (Sigue).

Una bomba atómica de aplausos, vivas, pañuelos, flashes y canchitas por los aires cayó al Campo de Marte. En ese fulgor de alegría y de reencuentros de contenidos y humanísimos sentimientos, lo originó solo una Voz que cantaba para los sin voz. En medio de esa polvareda de gritos y silencios se desarrolló el espectáculo.

Ahí divisé a don Nicomedes Santa Cruz que se desgañotaba para decirle algo a la cantora pero que doña Mercedes no escuchaba… “Vos, dígame qué dice... Repórteme, hijo”. Me ordenó la cantora. ¡Buena, NEGRA…(Gritaba don Nicomedes) Así es NEGRA!... Repetía. En el primer intermedio la cantora cogió su bombo y musicalmente sonriéndole a don Nico prosiguió:

Que vivan los negros, los blancos y los amarillos / los colorados, los mestizos y los indios… Y una lluvia de aplausos, loas, cumplidos y maquinitas reventaron en honor a doña Mercedes y su Voz. De vuelta a nuestra redacción de la tele, el jefe me dijo: ¿Canta bien la roja, esa? Si, le respondí, la señora encanta.

*Autora la poeta Violeta Parra (Chile)
*Autora la cantora Mercedes Sosa (Argentina)
______________________________________________________________________
Todos los derechos reservados © 2007 - 2009 Julio Alberto Llanos Paredes

No hay comentarios:

Publicar un comentario